En 1986, Luis Acuña llegó de Uruguay y su pasión por la carne y la parrilla lo impulsaron a buscar la excelencia en la materia prima y en la cocción. Hoy, sus hijos siguen al frente del lugar y mantienen el espíritu informal y el decorado futbolero: centenares de camisetas de diferentes equipos de fútbol cuelgan del techo. Los clientes disfrutan de las mollejas que hicieron famosa esta casa. También hay especialidades uruguayas como las pamplonas (de lomo, de cerdo y de pollo) y el hígado y riñón a la tela.