Esta cantina italiana, con mucha buena pasta de la nonna, elabora una pizza al estilo romano. Es a la piedra, en horno de leña, un punto intermedio entre la voluptuosa napolitana y las versiones finitas de algunas zonas de Italia. Inaugurada en 2016, algunas de las más recomendables son la Carbonara, con láminas de papa, panceta, huevo, mozzarella y queso pecorino; la Capricciosa, con hongos Portobello, alcauciles y jamón crudo italiano; y la Puttanesca, con salsa de tomate, mozzarella, ají picante, anchoas, alcaparras y aceitunas negras.