La Antigua Tasca de Cuchilleros funciona en la casona de adobe más antigua de la Ciudad de Buenos Aires. Está ubicada en el Casco Histórico, en el barrio de San Telmo, y es un típico restaurante parrilla al carbón y madera de quebracho colorado.
Las especialidades son las carnes y las achuras a la parrilla, con una cocción lenta, por lo que todos los cortes son muy tiernos y con un sabor muy especial. Los clásicos "La Tasca" son platos para compartir, como el lomo a la “pizzaiola” o el ojo de bife pampeano.
Entre los postres, podés probar el panqueque de manzana flambeado con ron cubano o la mousse de chocolate casera.
Esta construcción es un patrimonio arquitectónico único: fue levantada entre 1729 y 1730, antes del Virreinato del Río de la Plata. Fue testigo de las fiestas de proclamación de los Reyes Fernando VI (1747) y Carlos III (1760), las Invasiones Inglesas (1806/1807-TUNEL), la Revolución de Mayo (1810), la Jura de la Independencia (1816), la anarquía de los años 20, el período rosista y la mazorca (1830-1853), y de la organización de la Nación (desde 1853) entre muchísimos otros sucesos.
Se conserva gracias al trabajo de restauración colosal que hizo un equipo de arqueólogos. Sus techos están sostenidos por tirantes de quebracho y palmera. La fachada está blanqueada a la cal, tal como se la concibió originalmente, y los postigos, toda una curiosidad, son de madera.
Resulta que Margarita Olidén, la hija del antiguo propietario, huyó por el túnel de la casa para poder casarse con el payador Juan de la Cruz Cuello, ya que su padre la quería obligar a contraer matrimonio con Ciriaco Cuitiño, el jefe de la Mazorca de Juan Manuel de Rosas.
Pero el pasadizo secreto desembocaba en la iglesia de San Pedro Telmo y la historia no tuvo final feliz. Hay varias versiones sobre el destino de Margarita: que fue interceptada por su padre y ejecutada; que escapó con Cuello pero fueron alcanzados por Cuitiño y recibió una bala fatal; y que murió poco después al dar a luz. Por su parte, sí se sabe que Cuello fue ejecutado por orden de Rosas.
La leyenda cuenta que los rosales de la antigua casona dejaron de florecer tras la muerte de Margarita.