Esta pizzería se inauguró en 1955 en una tradicional esquina de Villa Crespo, pero en 2008, se mudó a un local más chico, a solo 15 metros del original. El lugar cambió, pero la pizza sigue manteniendo su inconfundible sabor gracias a un pequeño secreto: la salsa de tomate está condimentada con un chimichurri. Su fórmula es un tesoro guardado bajo siete llaves y le da un sabor inimitable. La reina de Nápoles es la pizza a la piedra pero también hay pizza al molde.