El Palacio de la Pizza surgió en 1956, en el mismo lugar donde antes estuvo el Palacio del Café. Elegido para antes o después de una salida al teatro o al cine, el Palacio de la Pizza parece anclado en la época dorada de Buenos Aires: las dimensiones de su barra y de su horno pizzero a la vista son impactantes. Los mozos llevan a la mesa las pizzas servidas directamente en los moldes gastados por años de uso. Comé todo lo que quieras, pero reservate un espacio para los postres. Los más recomendables: Balcarce, pizza de ricotta, Diplomático y Brazo Gitano.