La casona en la que funciona esta pizzería, a pocos metros del Cid Campeador, fue construida en 1921 por José Ferreiro. Desde entonces, ¡hace cien años!, su familia encaró distintos proyectos comerciales. Primero tuvo un almacén con despacho de bebidas. Pero, en 1963, se animó a la venta de pizzas. La fama del lugar se fue extendiendo fuera de los límites del barrio y a través del boca a boca. Hoy las nietas del fundador están al frente del negocio. El salón comedor es austero, con mesas de fórmica, sillas de caño y un mostrador rodeado por decenas de fotos futboleras. La pizza, deliciosa.