En pleno centro porteño, La Estancia rinde culto al fuego y a la parrilla argentina con una propuesta que es tanto un ritual como una experiencia para los sentidos. Cada mediodía y cada noche, se repite el mismo acto fundacional: se enciende el fuego, se acomoda el carbón, se alimenta el asador con leña y comienza la danza de los costillares girando lentamente al calor de las brasas.
La carne se cocina con paciencia y dedicación, bajo la mirada atenta de asadores experimentados. En su icónica rueda criolla, giran piezas como chivito, lechón y cordero patagónico. Hay también tira de asado, achuras, matambre y vacío, servidos en su punto justo.
Pero no todo es carne: la carta también ofrece empanadas fritas, pastas caseras y platos elaborados para quienes buscan una alternativa sin alejarse del sabor local.
Con un ambiente amplio y acogedor, La Estancia es ideal para almorzar o cenar, El aroma ahumado, el crepitar del fuego y la puesta en escena del asador en el salón hacen de cada visita una celebración de la tradición criolla. Porque acá, el fuego no se apaga, y la pasión por la parrilla te llega en cada plato.