Este local nació como café en 1894 y fue el lugar de encuentro de pensadores e intelectuales, que armaron allí un ámbito perfecto para intercambiar sus ideas. En el subsuelo, está el corazón de esta propuesta: las mesas de billar y pool, los naipes, dados y dominó, late con cada partida. En 2013, 36 billares fue restaurado y sigue conservando su perfil histórico intacto. Las especialidades de la casa son la pizza a la piedra y la fugazzeta. Hay postres clásicos como sopa inglesa, torta Balcarce y tarta de ricota. Lo mejor: el clima de diversión en continuado con el marco de una ambientación tradicional.