Diseñar ropa es "una búsqueda de libertad" para Carola Besasso y ya hace 20 años que está inmersa en dicho objetivo. La diseñadora porteña abrió su primera boutique -amoblada con objetos comprados en el Mercado de Pulgas- en 1998 en Palermo, atraída por su encanto bohemio.
“En ese momento Palermo era el barrio que buscaba: bohemio pero tranquilo y con mucho potencial artístico. Había una identidad que unía a las pocas personas ubicadas aquí, una especie de rebelión contra la corriente principal", indica.
Ahora estas calles se han convertido en un espacio en auge para diseñadores y restauradores, pero Carola, ahora en Thames 1780, se rebela: sigue haciendo lo suyo sin prestar la más mínima atención a lo que están haciendo los demás. Evita las modas y produce piezas extravagantes y únicas que comercializa bajo el nombre de su marca, DAM.
Su trabajo se puede definir por el uso de retazos, la utilización de telas inusuales y antiguas y por el aprovechamiento de restos de proyectos anteriores cortados a mano y cosidos por su costurera, Teresa Ledesma, para crear un efecto de collage. También usa estampillas con imágenes infantiles que dibuja a mano, a menudo mostrando figuras soñadoras que muestran una actitud plácida hacia el mundo y que la gente ha identificado como suyas.
"No presto atención a lo que hacen las grandes marcas y los diseñadores ni a lo que dicen que la gente debería usar. Realmente es un placer vivir y trabajar así, siguiendo mi propia filosofía. Con mínima producción e impacto y cero residuos. Cada pedazo de tela se guarda para ser usado en otra cosa", sigue Carola.
Con su espíritu rebelde y su pasión por su oficio, Carola continúa representando el espíritu bohemio e independiente original del barrio de Palermo.
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