El Obelisco es el mayor emblema de la Ciudad de Buenos Aires y de sus habitantes, como lo son la Torre Eiffel respecto a París o la Estatua de la Libertad en relación a Nueva York. Fue inaugurado el 23 de mayo de 1936 como homenaje al cuarto centenario de la primera fundación de Buenos Aires. Este monumento se levantó en el mismo lugar donde fue izada la bandera nacional por primera vez en la Ciudad.
Es obra del arquitecto Alberto Prebisch, uno de los principales exponentes del modernismo argentino y autor también del vecino Teatro Gran Rex.
Con una altura total de 67,5 metros y una base de 6,8 metros por lado, tiene una única puerta de entrada (mirando hacia la Avenida Corrientes en dirección oeste), detrás de la cual hay una escalera marinera de 206 escalones, con 7 descansos, que lleva a la cúspide. Allí arriba existe un mirador con cuatro ventanas, y culmina con un pararrayos que no logra divisarse desde la calle.
El ingreso solo se habilita en situaciones especiales.
Quien visita Buenos Aires no puede dejar de fotografiar este ícono, ubicado estratégicamente en la intersección de dos de las avenidas más importantes: la 9 de Julio, que figura entre las más anchas del mundo, y la "calle” Corrientes, uno de los principales polos culturales de la Ciudad. El Obelisco es, además, el eje del Metrobús, el sistema de transporte de colectivos que cruza el Microcentro por la Avenida 9 de Julio, inaugurado en el año 2013.
¿Sabías que el Obelisco fue muy resistido durante los primeros tiempos? De hecho, tres años después de su inauguración, el Concejo Deliberante sancionó su demolición, argumentando razones de seguridad, estéticas y económicas. Finalmente, esa decisión fue cuestionada por el presidente de la Nación Roberto Ortiz y luego vetada por el intendente de entonces, Arturo Goyeneche.
Hoy es uno de los principales puntos de reunión de las manifestaciones políticas y del festejo de los logros deportivos.
Recorré el barrio de San Nicolás.