Ubicado en el estadio del Club Atlético San Lorenzo de Almagro, este pequeño museo alberga una colección de trofeos, camisetas y diversos objetos de los jugadores que brillaron en la institución de Boedo, de quién es fanático el Papa Francisco.
La inauguración fue en 2003, tras el partido despedida de Alberto Federico Acosta y después de un arduo y artesanal trabajo de búsqueda que duró dos años. Fueron dos socios, Alberto Barja y Carlos Carullo, los que se pusieron al hombro esa tarea de recolección. Ellos cuentan que tuvieron que recorrer y revolver muchos lugares del club y del barrio de Boedo para rescatar objetos muy valiosos para el objetivo que se propusieron: mantener viva la memoria de San Lorenzo de Almagro. Así lograron armar una importante colección de fotos, camisetas, trofeos, medallas, banderas, recortes de diarios y revistas, la imagen del Papa Francisco y hasta los meniscos del jugador Sergio Villar conservados en formol.
Vas a encontrarte con un ambiente muy cálido, emotivo y familiar en el que se repite la escena de hinchas o ex jugadores que comparten sus propias anécdotas con el grupo que esté en ese momento haciendo la recorrida. No cobran entrada.
A los hinchas de San Lorenzo se los llama “los Santos de Boedo” porque la fundación del club, en abril de 1908, estuvo a cargo de un grupo de jóvenes del barrio de Almagro motivados por el sacerdote salesiano Lorenzo Bartolomé Martín Massa. El cura no tuvo problemas en que el equipo llevara su nombre.
Fue el primer gran equipo de la Argentina en descender a la B. El hecho ocurrió en 1981, pero duró solo un año porque al fin del campeonato, San Lorenzo logró volver a primera división. Durante el proceso de ascenso, batió récords de asistencia y se lo llamó “San Lorenzo de los milagros”.
El Papa Francisco era fanático de San Lorenzo. Tanto que a los pocos días de ser nombrado Sumo Pontífice, terminó de celebrar una misa y, ante las cámaras de la televisión italiana, pidió: "¡Que gane San Lorenzo!". A su vez, las autoridades del club decidieron confeccionar una camiseta personalizada con su cara y nombre, y se la entregaron en persona tras visitarlo en el Vaticano.
Recorré los atractivos imperdibles de los barrios más emblemáticos.