La historia del golf en la Argentina está íntimamente ligada a la de los primeros inmigrantes británicos llegados al país para la construcción del ferrocarril, a fines del siglo XIX. De a poco, la alta sociedad porteña se fue interesando por este deporte, lo que hizo que en 1905 Carlos Alfredo Tornquist creara el Golf Club Argentino, con la ayuda de los ex presidentes Julio Argentino Roca y Bartolomé Mitre.
El campo de golf fue construido en tierras cedidas en concesión por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires dentro del Parque Tres de Febrero, que corresponden a su actual ubicación. El diseño original de la cancha fue realizado por su primer capitán, Tomas Watson, junto al primer profesional, John Park. Luego, en 1930, Allister Mackenzie la rediseñó y le cambió el trazado, decidiendo su configuración actual. A pesar de que a primera vista parezca sencillo, su trazado esconde varios desafíos para quienes visitan la cancha. Sus mayores dificultades residen en la cantidad de hoyos con fuera de límites, en el lago que juega en el par tres del hoyo 5 y en los hoyos 11, 12 y 14 y en el famoso hoyo 7 de par tres que requiere de un tiro de salida muy preciso por encima de un alto bosque de eucaliptus. En 1950, la Municipalidad declaró vencida la concesión de los terrenos, por lo que el club se transformó en el Campo Municipal de Golf Juan Bautista Segura, único campo público de Sudamérica que se encuentra dentro del radio urbano de una ciudad capital. Por su excelente ubicación, a poca distancia del centro de la Ciudad, buena parte de la historia del golf argentino ha pasado por sus hoyos, visitados por miles de aficionados y por los más destacados profesionales del país, tales como José Jurado, Leopoldo Ruiz, Fidel de Luca, Roberto de Vicenzo, Vicente Fernández, Angel Cabrera y Eduardo Romero.
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires está realizando una puesta en valor de la tradicional cancha que incluye un nuevo acceso al campo, vestuarios, jaulas de práctica y la casona central original del campo, así como un futuro Museo Nacional de Golf, con exhibiciones permanentes de fotos, trofeos y objetos relacionados con el deporte. El campo cuenta además con un estacionamiento interno con capacidad para 70 vehículos, así como escuelas de golf para niños, personas con capacidades especiales y adultos. Para más información sobre reservas, horarios y costos de clases y de acceso al campo, hacer click aquí. Curiosidades: Se cuenta que el ex presidente Marcelo T.de Alvear mandó talar la copa de los árboles del famoso bosque de eucaliptus del hoyo 7 para poder pasarlos con comodidad, algo que no lograba con demasiada frecuencia. En 1998 se volvió a realizar este operativo de tala.
Recorré los barrios más emblemáticos.