Los Laureles es un café con más de 130 años de historia que ha resistido el paso del tiempo y sigue siendo un punto de encuentro, sobre todo para los amantes del tango. Pisos calcáreos, aberturas antiguas, imágenes, fotografías, afiches, un piano y un ambiente que transporta a otra época. Este bar notable, ubicado en la esquina de Av. Iriarte y Gonçalves Díaz, conserva la esencia de fines del siglo XIX y te invita a viajar en el tiempo.
Todo se inició en la Buenos Aires de 1893, cuando este lugar abrió sus puertas como una pulpería y almacén de ramos generales.
Más tarde, se convirtió en café-bar con billares, conservando una chapa esmaltada que homenajea a sus fundadores: Hidalgo, González y Santamariña. Tres amigos que habían llegado desde España y juntaron su ilusión para darle forma al encuentro entre cafés y cañas.
Uno de los habitués de la época fue el líder socialista Alfredo Palacios. Según dicen, primero almorzaba en Los Laureles y después, desde un balcón vecino, cautivaba a sus seguidores con sus discursos.
Además, este salón fue elegido por los boxeadores que entrenaban en el Club Sportivo Barracas, muy cerca de aquí. Pasaron José María Gatica, Oscar "Ringo" Bonavena y los hermanos Cañete, entre otros.
Los tangueros también hicieron suyas estas mesas: Ángel Vargas, Enrique Cadícamo y Ángel Villoldo iban con frecuencia.
En el siglo XXI, bajo la dirección de Doris Brennan, el bar se convirtió en un espacio cultural vibrante con milongas genuinas.
Pero la pandemia lo puso al borde del cierre definitivo. Fue allí cuando dos vecinos de Barracas, Sergio Mosquera y Claudio Sodini, decidieron comprarlo y devolverle su esplendor.
Hoy, Los Laureles es un símbolo del sur de la Ciudad, un espacio donde las anécdotas, las charlas, el tango y la vida barrial siguen latiendo con fuerza. En este bodegón milonguero vas a encontrar clases de 2x4, cenas show, y el espectáculo del bandoneón, las guitarras y los cantantes, mientras las parejas le sacan lustre al piso.
Recorré los barrios más emblemáticos.