En la hoy populosa esquina de Entre Ríos e Hipólito Yrigoyen (antes Victoria), desde 1860 funcionó una afamada pulpería. Setenta años después, en 1930, se transformó en café.
A lo largo de su vida, el Victoria fue elegido por un numeroso y muy variado público. Por ejemplo, a sus mesas estuvieron sentados muchos políticos, dada su situación preferencial respecto al Congreso Nacional, como también la tuvo en la esquina de Callao y Rivadavia, durante muchos años, la famosa Confitería del Molino.
Entre los políticos que pasaron por el Café Victoria, tres llegaron a ser presidentes constitucionales: Arturo Illia, Raúl Alfonsín y Carlos Menem. Muchos actores también lo frecuentaron, debido a su proximidad con el edificio de la Asociación Argentina de Actores. Gente del tango como Osvaldo Fresedo, Juan D´Arienzo, Alberto Podestá, Ángel D´Agostino y Enzo Valentino, también estuvieron entre sus habitués.
Después de mucho andar, el café cerró sus puertas en 2002. Afortunadamente, luego de seis años de vacío, reabrió con todo brillo durante 2008. Por sus ventanas, la visión del bello edificio de lo que fuera la Confitería del Molino, y del Palacio del Congreso, adquieren un carácter escenográfico.
El Bar Victoria se destaca por la “comida de olla”, entre ellas: mondongo, puchero y lentejas. Las “pizzas artesanales”, las fugazzetas rellenas y los calzones son muy solicitados, lo mismo que las Picadas de la Casa o sus sándwiches de miga, blanca o negra, y sus clásicos especiales. La cafetería, con todo lo que ella concierne, es más que recomendable.