A pocos metros del Museo Casa Carlos Gardel y del Abasto Shopping, el Café Roma es testigo privilegiado de los últimos casi cien años del barrio. Abrió sus puertas en 1927, en la esquina de Anchorena y San Luis.
Primero funcionó como un almacén-bar. Hasta que, en 1952, el inmigrante asturiano Jesús Llamedo se puso al frente del negocio y, un año después, llegó su primo, Laudino Pruneda. Ambos le dieron al boliche su impronta y energía durante casi 70 años, hasta que en 2019 decidieron retirarse y buscaron a quién pasarle la posta. Allí aparecieron Julián Díaz, Sebastián Zuccardi, Agustín Camps y Martín Auzmendi, quienes lo restauraron y pusieron en valor respetando la esencia. Por eso la estética del lugar sigue fiel a sus comienzos y combina un retrato del general San Martín (restaurado por una vecina) con las estanterías repletas de botellas.
Por sus mesas pasaron grandes figuras de la escena nacional, como María Rosa Vaner, Norma Aleandro, Leonardo Favio, Lito Cruz y Luis Alberto Spinetta. Ese querido músico tuvo mucho que ver con el hecho de que Roma Bar fuera distinguido en 2014 como Bar Notable de la Ciudad. Aquí eligen hacer pizzas siguiendo la tradición porteña de la media masa. Todas se preparan con harina agroecológica, fermentación natural de 48 horas y productos locales de calidad. Las cocinan al molde, en un horno a gas y a leña. Probá la Fugazzeta rellena, con doble masa, mozzarella, cebolla blanca, morada y de verdeo, aceite de oliva extra virgen y rellena con queso azul y queso Lincoln.
Hay un detalle fundamental: en Roma Bar todo está acompañado por el ritual del vermú (sus dueños actuales son también los del bar La Fuerza). Lo elaboran ellos en Mendoza, en tres variedades -rojo, a base Malbec; blanco, con base Torrontés; y rosado, que incorpora flores- y lo sirven tirado, para tomar en el local o para recargar botellas y llevar.