Entrañable café de los hermanos Ramos, es uno de los clásicos del centro.
Majestuoso y palaciego, invita a trasladarse en el tiempo y a vivir la pasión hípica.
Esta calle museo es uno de los lugares más fotografiados del mundo: sus adoquines y los conventillos de chapa, con sus paredes pintadas de distintos colores, le dan un encanto único.
La Confitería del Molino viene siendo testigo de los últimos cien años de la Ciudad.