En “la triple frontera” porteña, el café se destaca por su famoso jamón crudo, sus especialidades alemanas y su cerveza tirada.
Una joya arquitectónica de comienzos del siglo XX que fue puesta en valor gracias al trabajo minucioso de años.
Arte, tragos y cocina de primer nivel en una casona del academicismo francés de principios del siglo pasado.
Entrañable café de los hermanos Ramos, es uno de los clásicos del centro.
Majestuoso y palaciego, invita a trasladarse en el tiempo y a vivir la pasión hípica.
La Confitería del Molino viene siendo testigo de los últimos cien años de la Ciudad.