Para ingresar a uno de los primeros speakeasy porteños se necesita una clave, que va cambiando cada semana y se brindan pistas por las redes sociales. En la entrada, hay que marcar un número en una cabina de teléfonos antigua para acceder a una puerta secreta que conduce a un callejón interno y recién ahí se llega al bar. Su punto fuerte es la coctelería clásica. El ambiente es lujoso y elegante.