Esta catedral fue fundada en 2001 y su construcción es extraordinaria: cada uno de los ladrillos que se usaron provienen del Monte Líbano y el Valle de la Bekaa, entre Siria y Líbano, por donde habría caminado Jesús hace cientos de años. Son alrededor de 520 toneladas de rocas traídas por la Misión Maronita en Argentina en barco desde más de 12 mil kilómetros de distancia y representa la concreción del esfuerzo y trabajo conjunto sostenido por esta comunidad durante los cien años previos.
El 5 de julio de 1901 llegaron a la Argentina los primeros misioneros libaneses maronitas que fundaron la primera Misión Libanesa Maronita. Un año después, abrieron el colegio San Marón, en el barrio de Retiro.
Por entonces, muchos libaneses escaparon a la Argentina porque su país estaba tomado por el imperio Otomano y a los varones de entre 13 y 55 años los obligaban a ir a la guerra. Llegaban a Buenos Aires sin saber el idioma ni tener claro cómo se ganarían la vida. Sin embargo, traían un dato: en la calle Paraguay 834, estaban los misioneros maronitas para ayudarlos. Pronto este fue el centro de reunión de la colectividad. En una pequeña capilla al lado del colegio, se hablaba y celebraba la misa en árabe, había gente dispuesta a oficiar de traductora y tenían comunicación directa con el Líbano. En este lugar, al que se conocía como “La Misión”, se hacían actividades culturales, educativas, sociales y daban asesoría legal y laboral.
Por casi 100 años, la comunidad libanesa en la Argentina asistía cada semana a misa en la pequeña capilla a la entrada del Colegio San Marón. La mayoría de los fieles quedaba en la vereda porque la capacidad del lugar era de 50 personas. En 1979, la misión maronita decidió comprar un terreno al lado de la escuela para comenzar a construir una catedral y pusieron la piedra fundamental, pero el templo se terminó inaugurando recién 22 años después, en 2001. En el medio, tuvieron que sortear problemas financieros y estructurales (un arroyo pasaba por debajo de los terrenos y amenazaba con tirarlo todo).
En 1996, contrataron a los arquitectos Adrián Giordano, Rubén Regueiro y Marisa Scatolaro, y los llevaron a Medio Oriente para estudiar el estilo arquitectónico de 60 templos y poder reproducir los colores y el estilo de techos acupulados que tenían las catedrales maronitas en Líbano y Siria. Los arquitectos también consultaron a artesanos talladores y constructores expertos en edificios de piedra. De hecho, el trabajo de tallado y encaje de las piedras en Argentina fue realizado por 7 artesanos libaneses del grupo del Nohra Sfeir.
Dos años después de ese viaje, comenzaron a llegar 70.000 rocas gigantescas en 48 contenedores industriales. Para contrarrestar los efectos adversos del arroyo en la edificación, los arquitectos construyeron cuatro vigas que iban desde los cimientos hasta la superficie. Esa estructura de madera, fue rellenada de rocas, una técnica riesgosa en construcciones de esas dimensiones, que no sabían si funcionaría. Cuentan que, finalmente, cuando quitaron la estructura de madera, los arquitectos corrieron hacia la calle por miedo a que se desplomara. Pero lejos de eso, se cimentaron los ladrillos de piedra y la estructura se sostiene por el peso de las propias rocas contrapuestas unas con otras.
La Catedral de San Marón fue inaugurada a mediados de 2001 y al evento asistió el ahora Papa Francisco. La liturgia se remonta a los primeros siglos del cristianismo y conserva el mismo idioma que hablaban Cristo y los apóstoles, el arameo.