El edificio de departamentos de varios pisos de la esquina sureste de Rodríguez Peña y Tucumán, obra del arquitecto Alejandro Enquin, da cabida en parte de su planta baja al café Mar Azul.
Este comercio posee una original y sencilla ambientación característica de fines de la década del 40 y comienzos de los 50. Presenta un sector revestido con vidrios pintados, típicos de la época, y de los que ya no quedan muchos ejemplos en la Ciudad de Buenos Aires.
Aquí, comentaba el poeta Arturo Cuadrado, se había inspirado para escribir su poema Prohibido mirar, donde dice: “Mar azul. Cielo azul. Blanca vela…”
Sus anteriores propietarios fueron Maximino Gallo y Francisco González. En la actualidad el local está a cargo de Carlos Encina Alarcón, hombre experimentado del gremio, con veinte años de servicio en el entrañable Bar Británico, hasta su cierre.
Entre su variada clientela, Mar Azul es concurrido por estudiantes de las vecinas Asociación Dante Alighieri y Facultad de Derecho de la Universidad del Salvador, como por correligionarios de don Hipólito Yrigoyen, provenientes del casi lindero Comité Capital de la Unión Cívica Radical.
Recordamos también, entre sus habitués, a la vecina escritora Martha Mercader; al diputado socialista Norberto La Porta; al periodista y poeta Enrique Symns; a la doctora Ana Suárez (en sus años de estudiante de Derecho), primera coordinadora de la Comisión de Protección y Promoción de los Cafés, Bares, Billares y Confiterías Notables de la Ciudad de Buenos Aires; al escritor y poeta Carlos Penelas; a los destacados grabadores Anteo Silvio Savi y Cacho Gualco; al dibujante e ilustrador Carlos Panichelli y al escritor Gabriel Sánchez Sorondo, autor de Buenos Aires populares, una recomendable y bella guía de bares, cafés y restaurantes populares de nuestra ciudad.