Desde fines del siglo XIX existió en la esquina de Presidente Perón y Bulnes un almacén con despacho de bebidas, al estilo de las viejas pulperías. Con el paso del tiempo, el almacén se convirtió en bar. El interior es pequeño, con una barra de madera y estantería por detrás cargada de botellas, cuyas etiquetas amarronadas hablan de su edad. Sobre el frente del veterano bar, el pintor Crespi creó un mural con el retrato de Carlos Gardel junto a una pareja de milongueros.
Recorré los barrios más emblemáticos.