La calle más ancha del mundo cruza Buenos Aires de norte a sur con los barrios de Retiro y San Cristóbal en los extremos. Con sus catorce carriles en algunos tramos y los 3 kilómetros de largo, su nombre conmemora la fecha de la Independencia Argentina: 9 de julio. Además de ser una de las típicas postales porteñas también reúne importantes lugares para tener en cuenta al caminarla.
Cerrito 1399
En el extremo norte está el antiguo Palacio Ortiz Basualdo, magnífico edificio de Bellas Artes que desde 1939 alberga a la Embajada de Francia. El edificio fue diseñado en 1912 para Daniel Ortiz Basualdo y sirvió como la residencia oficial del Príncipe de Gales en su visita a Argentina en 1925. Si bien hoy la Embajada es un ícono de la avenida 9 de julio, al momento de la construcción casi se transforma en una víctima. El gobierno francés intervino y evitó la demolición generando que el trazado de la calle fuera ligeramente alterado al original.
Intersección de Av. 9 de julio y Marcelo T. de Alvear
Un colorido monumento homenajea a la comunidad japonesa de Argentina. La obra del escultor japonés-argentino Julio Eduardo Goya representa el ave nacional del país oriental, la grulla. Instalado en 1998, tuvo que ser movido de su ubicación original en 2013 para dar paso al carril exclusivo de los colectivos.
Cerrito 628
Por su acústica, por su arquitectura y por las leyendas artísticas que estuvieron acá, el Teatro Colón es un indiscutible atractivo. Es una de las mejores casas de la ópera y del ballet del mundo, inaugurada en 1908. Vale la pena mirarlo desde cualquier costado, pero parado en la avenida 9 de julio es desde donde mejor se puede apreciar su inmensidad.
Intersección de Av. 9 de julio y av. Corrientes
El Obelisco no tiene dirección porque no la necesita: se puede ver desde todos lados. El famoso monumento de 67,5 metros se construyó en 31 días. Es el punto de encuentro para celebrar victorias deportivas y convocar a manifestaciones políticas. A lo largo de 9 de julio es una referencia ideal para ubicarse.
Sarmiento 1113
Hay pocas casas en la zona céntrica de Buenos Aires, pero una es la que más conocida. En la parte superior de un edificio de 9 pisos que flanquea esta calle concurrida, hay un pintoresco chalet que parece fuera de lugar. Fue construido por un comerciante de muebles español basado en el estilo de las casas de la ciudad costera de Mar del Plata. ¿El uso de la propiedad? ¡Simplemente para dormir la siesta!
Av. 9 de julio entre Avenida de Mayo y avenida Rivadavia
¿No tenés tiempo para visitar las Cataratas del Iguazú en el noroeste del país? Al menos podés pasar por este monumento a una de las siete maravillas naturales del mundo. La versión en miniatura de 280 metros intenta recrear la sensación de estar rodeado por los increíbles torrentes de agua de las cataratas.
Av. De Mayo 100
En el otro lado de la calle, el famoso caballero Miguel de Cervantes se puede encontrar inclinado. No en los molinos de viento, sino en los coches que pasan velozmente. La escultura fue hecha por Aurelio Teneo y tiene mucho simbolismo: se le dio a la ciudad como regalo de España en el cuarto centenario de la fundación de Buenos Aires.
Intersección de Av. 9 de julio y Av. de Mayo
También cerca está lo que queda de una magnífica fuente que una vez fue ubicada detrás de la Casa Rosada. La fuente original, desmantelada en 1920 y sus partes, se dispersaron por toda la ciudad. Lo que queda acá en este cruce es apenas la parte superior.
Av. 9 de julio 1925
Dirigiéndose hacia el sur por la avenida, no se puede perder el enorme retrato en acero de Eva Duarte de Perón. El edificio, uno de los pocos sobre la Avenida, actualmente pertenece al Ministerio de Obras Públicas. A cada uno de los dos lados hay imágenes de la ex primera dama. En una está dando un discurso, mientras que en la otra sonríe al pueblo.