¿Por qué el Bar El Progreso fue y es escenario de una gran cantidad de películas, como “El lado oscuro del corazón”, de Eliseo Subiela; o la más reciente “Puán”, de María Alché y Benjamin Naishtat? La respuesta es simple: en esta esquina de la Av. Montes de Oca y California se respira la mística porteña.
Desde su puerta de dos hojas, reina la madera. Está en las mesas, las sillas, el mostrador y la barra. El piso damero es un tablero en el que todo confluye. Las paredes están pobladas por espejos y fotos en blanco y negro que rememoran al barrio y a sus personajes. La gente se sienta, pide un café y busca la calma y la charla. O juega al dominó y al burako.
Es un bar lleno de reliquias: cajas de fósforos, molinillos de café, una balanza, una máquina registradora, sifones, juguetes y otros objetos que cuentan la historia de Barracas y de El Progreso. Imaginate si tendrá qué contar: funciona en un edificio construido en 1911 y, desde 1942, es lugar de encuentro. Hace más de 65 años, Aureliano Moreno y María Licinia Tomás llegaron de Asturias, España, y compraron el fondo de comercio. Lograron crear un espacio elegido por generaciones y generaciones. Su actual propietario es César Moreno Tomas, hijo de aquella pareja.
Suele haber shows musicales, exposiciones y otras actividades artísticas. Para desayunar rico, almorzar, tomar un rico café y disfrutar de un clima muy especial.
Recorré los barrios más emblemáticos.