9:30 h | Historias mínimas de grandes obras

Una ecléctica arquitectura con distintos símbolos.

También lo vas a encontrar en:

Primero sobre la avenida Rivadavia y luego tomando avenida de Mayo, encontramos historias de lo más diversas. Nuestro primer punto es el Palacio de los Lirios (av. Rivadavia 2031), que lleva ese nombre por la cantidad de figuras de estas flores que hay en su exótica fachada. Tiene tres pisos de viviendas y oficinas y una forma ondulante que recuerda a las obras de Gaudí.  

A pocos metros (av. Rivadavia 2009), hay otro edificio similar con ornamentos que recrean la Casa Batlló catalana y unas barandas que replican la Puerta del Dragón del Palacio Güell. Si bien no tiene nombre, se lo conoce por la frase debajo de su monumental cúpula: “No hay sueños imposibles”.

Seguimos por la avenida Rivadavia y llegamos a la intersección con la calle Entre Ríos. Frente al Congreso de la Nación hay una réplica de bronce de “El pensador”, de Auguste Rodin. Fue inaugurada en 1907 y fundida en el molde original por el mismo artista, quien le puso su firma.

En la plaza nace la tradicional avenida de Mayo, que caminamos para encontrar nuestros próximos tres secretos de Buenos Aires. El Palacio Barolo (av. de Mayo 1370) lleva ese nombre por el apellido del magnate textil, cuyo nombre era Luigi. Este rascacielos es un homenaje a “La Divina Comedia”, la obra de Dante Alighieri. Sus metros de alto son los mismos que los cantos de la obra: 100. Tiene 22 pisos e igual cantidad de estrofas en la mayoría de sus versos y está organizado en tres partes como los tomos de la obra: el infierno, el purgatorio y el paraíso.

El Barolo comparte la cuadra con el ex Hotel Majestic (av. de Mayo 1317), uno de los hoteles más lujosos de la ciudad donde se casó el coreógrafo Vaslav Nijinsky y se alojó el arquitecto Le Corbusier. Fue inaugurado en 1909 y conserva su estilo académico, pero actualmente allí funciona una oficina de la Administración Federal de Ingresos Públicos y tiene un espacio de muestra con elementos históricos de los recaudadores de impuestos.

En su época fue vecino del Hotel Castelar (av. de Mayo 1152), realizado por Mario Palanti, el mismo arquitecto del Barolo, y escenario preferido de los intelectuales. Oliverio Girondo, Norah Lange y Armando Discépolo se alojaron y participaron de una peña literaria en el mismo lugar. Sin embargo, su visitante más emblemático es Federico García Lorca, quien en 1933 estuvo durante casi seis meses y tiene una placa conmemorativa.  

Visitas guiadas

El Palacio Barolo ofrece visitas guiadas por dos especialistas. Los hermanos Thärigen estudiaron la historia y exploraron cada rincón para promover el arte del lugar. Ofrecen tours durante el día, nocturnos, shows fotográficos y de tango. Los horarios y los precios se pueden consultar en palaciobarolo.com.ar.

Para tener en cuenta

En nuestro camino, pasamos a dos cuadras del pasaje Rivarola. Fue realizado en la década de 1920 de manera simétrica: las construcciones de un lado y del otro son casi idénticas simulando una calle en París.   

 

« Anterior | Siguiente »

 

RIVADAVIA AV. 2031