Rodeando el Cementerio, la Iglesia del Pilar y el Centro Cultural, conocidos como el “corazón de Recoleta” abundan los lugares donde podemos relajarnos y comer algo rico.
El Bar notable La Biela, ubicado en una de las esquinas más bellas de Recoleta, fue centro de reunión de intelectuales como Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo, o deportistas de renombre internacional como Froilán González o Charly Menditeguy.
También hay parrillas, cervecerías, bares y hasta un shopping, el Recoleta Mall, con la más amplia oferta gastronómica y comercios de las principales marcas.
Seguimos en el barrio para admirar su atractivo más característico, el Cementerio de la Recoleta. Si bien por el momento no está habilitado el ingreso de turistas, esta necrópolis es una de las más famosas del mundo y sorprende por su ubicación en una zona residencial. Reconocida sobre todo por sus mausoleos y la historia de quienes están enterrados allí, custodia el eterno descanso de destacados presidentes argentinos como Domingo Faustino Sarmiento, Bartolomé Mitre y Raúl Alfonsín, y de figuras míticas de la historia nacional como Manuel Dorrego y Juan Bautista Alberdi. El mausoleo de María Eva Duarte de Perón es el más visitado: dentro de esa bóveda de mármol, está embalsamada esta emblemática mujer. Su cuerpo había sido robado en 1955, luego de un golpe militar, y fue ocultado en un cementerio en Italia. En 1971, con el regreso del exilio de Juan Domingo Perón, el cuerpo fue repatriado y enterrado a ocho metros de profundidad para evitar otro posible robo.
También hay otro tipo de historias, como la del primer vicepresidente del país, Salvador María del Carril, quien tiene una estatua sobre su tumba que mira el horizonte. Fue encargada por su esposa, que dejó la orden expresa de que este busto mirara al lado contrario del propio, por la pésima relación que el matrimonio había tenido en vida.
Al lado del cementerio, está la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar, inaugurada en 1732 y declarada Monumento Histórico Nacional en 1942. En su origen estaba en las afueras de la ciudad, teniendo en cuenta las reglas de la orden de recogimiento y separación. Quien aportó el dinero para la construcción fue un vecino proveniente de Zaragoza, que puso la condición de que venerara a la Virgen del Pilar, muy popular en su ciudad de origen. El edificio fue proyectado por los arquitectos jesuitas Bianchi y Prímoli, con una sola nave con un crucero muy desarrollado, cubierto por bóveda vaída. Las capillas laterales son poco profundas. En su interior, se destaca el retablo mayor (barroco), con la imagen titular en el centro y, a sus costados, dos santos franciscanos. El altar mayor es una pieza muy singular, con ornamentación inca del Alto Perú y trabajado en plata. Se conservan sus majestuosos retablos, imaginería y ornamentos originales, tanto en la iglesia como en el museo sacro que se desarrolla dentro de los antiguos claustros de los monjes Agustinos Recoletos.
Al ingresar, podemos ver en uno de los lados la talla de madera de San Pedro de Alcántara –copatrono de la iglesia– del siglo XVIII, que se le atribuye al escultor Alonso Cano. Del otro lado, el Altar de las Reliquias, un regalo del rey Carlos III de España.
Dato útil:
En La Biela, están inmortalizados Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares. Te van a sorprender sus esculturas en tamaño real sentadas a una mesa. ¡No olvides tomarte un café con ellos!
Cómo seguimos:
Una vez que salimos de la Iglesia, vamos hacia donde baja la barranca. Podemos ver el Centro Cultural Recoleta, que cuenta con muestras y una variada oferta cultural. Y nos dirigimos hacia la Av. Libertador.