Luz María, hija del dramaturgo Enrique García Velloso, murió de leucemia en 1925, a los 15 años. Su madre, al filo de la locura, consiguió un permiso especial para pernoctar en un rincón de la cripta. Una noche, un joven de la alta sociedad porteña vio a una chica llorando en la calle trasera del Cementerio de la Recoleta, completamente vestida de blanco. Se acercó y, deslumbrado por su belleza, la invitó a tomar un café en "La Veredita" (actualmente “La Biela”).
Luego del café, se besaron y ella dijo que su nombre era Luz María. De pronto, ella huyó, gritando que ya era tarde, y al levantarse volcó café en el saco que él le había puesto sobre los hombros durante su llanto. Él la siguió, pero su figura se desvaneció en la entrada del cementerio. Desesperado, empezó a golpear el portón con insistencia hasta que el cuidador lo dejó entrar. Y allí, en la primera calle, en la bóveda que llevaba su nombre, pudo ver lo inimaginable: sobre una figura yacente de mármol, estaba su saco manchado de café. Debajo, en la escultura, reconoció el rostro de la chica que lloraba, la que volcó su café, la que él besó y perdió para siempre.
Para visitar: Cementerio de la Recoleta (Junín 1760). Café “La Biela” (av. Presidente Quintana 600).