Selvas tropicales, glaciares asombrosos, bosques alpinos y hasta el primer asomo de la Antártida en el sur. La variedad de paisajes en la Argentina y su consiguiente diversidad cultural es única y resulta desde hace décadas en un atractivo turístico anhelado por el mundo.
Buenos Aires, una ciudad cosmopolita y viva que se enciende con sus cientos de teatros, espacios de arte y música, su envidiable pasión por los deportes y su excelente sistema de conexiones con el resto del país, es la puerta de entrada para tu gran aventura argentina y latinoamericana. Te presentamos (solo) algunos de los increíbles lugares que podrás visitar, alcanzables a través de los tres aeropuertos de Buenos Aires: Aeroparque Jorge Newbery, Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini (Ezeiza) y Aeropuerto El Palomar.
Te recomendamos avanzar cuidadosamente con los ojos cerrados hasta encontrarte frente a frente con las Cataratas del Iguazú y sus 1756 m³ de agua por segundo que dejarán boquiabierto a cada turista que visita la frontera mesopotámica entre la Argentina y Brasil. Más alta que las Cataratas de Niagara y más del doble de ancha (2700 m), se trata del sistema de cascada más grande del mundo. Su vegetación y fauna tan pintoresca, con loros, monos y una gran vida animal, la convirtieron en una de las siete maravillas naturales del mundo.
Poncho encima y a experimentar la cultura local como si fuera propia. El noroeste argentino es una tierra fascinante, con microclimas, rutas observadas por llamas y cactus, tradiciones populares y paisajes llenos de colores vivos. En las provincias de Salta y Jujuy encontrarás salares infinitos, percibirás cada color del arcoiris en el Cerro de los Siete Colores y te involucrarás en la historia inca en el Pucará de Tilcara.
Las principales bodegas de vino argentinas se encuentran en Mendoza, en donde se producen los más renombrados malbec en viñedos que descansan bajo la sombra del Aconcagua, la montaña más alta del mundo después del Himalayas. ¿La propuesta ideal? Pasear en bicicleta por los viñedos, descansar en los sofisticados spas de la región y adentrarse en experiencias extremas, como hacer rafting en el río Mendoza.
El noreste de la Patagonia es el lugar perfecto para tomar una foto de los lagos acompañados de bosques, sierras y montañas, formando así un encuadre de ensueño. Regiones como San Martín de los Andes ofrecen una excelente propuesta gastronómica (con chocolates exquisitos), además de la posibilidad de acercarse desde ahí a los parques nacionales Nahuel Huapi, Lanín y Los Alerces. La temporada de ski (desde mediados de junio hasta las primeras semanas de octubre) se concentra en el Cerro Catedral, a solo 20 km de la ciudad de Bariloche.
Entre mayo y diciembre de cada año, la mayor población de ballenas francas del mundo se acerca a la península Valdés de la Patagonia (solo en septiembre el número total se acerca a 2000). Fuera de la temporada de ballenas, encontrarás muchísima vida salvaje, con pingüinos patagónicos, lobos marinos, delfines y mucho más. Además del contacto con la naturaleza, una atracción es visitar las casas de té de origen galés que se ubican en Trelew y Gaiman, en la provincia de Chubut.
El Perito Moreno, de 250 km2, es posiblemente el glaciar más conocido de la Patagonia. Se ubica en la base de Los Andes y próximo a El Calafate. Es un destino para disfrutar tanto de sus paisajes naturales como para hacer actividades más osadas, como hacer trekking sobre una superficie íntegramente de hielo.
A menos de cuatro horas de viaje en avión, Ushuaia -la ciudad más al sur de la Argentina- es el “puente” para llegar a la Antártida. Es, de hecho, la ciudad en el mundo más próxima al continente blanco y el punto de partida de expediciones y cruceros a este destino. El Parque Nacional Tierra del Fuego combina mar, nieve y bosques subantárticos para crear un espectáculo natural inédito, admirado por Charles Darwin en su añoranza por el Canal del Beagle.
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