“Para ser feliz, es preferible vivir en una cabaña dentro de un bosque que en un palacio sin jardín”, dijo alguna vez Carlos Thays. Y es en esta frase que se explican muchos de los espacios verdes de la capital argentina. Entre plazas, parques y estancias, este paisajista francés continúa, hasta hoy, cautivando a propios y ajenos.
Jules Charles Thays se mudó temporariamente a la Argentina en 1889 y, al enamorarse del país (algo que suele pasar muy seguido), decidió quedarse a vivir el resto de su vida. Luego de ganar un concurso público en 1891, Thays se convirtió en el director de la entidad Parques y Paseos de la Ciudad de Buenos Aires, cargo que ejerció hasta 1913. Han sido cuatro generaciones de hijos primogénitos que recibieron el mismo nombre y continuaron su legado y trabajo. Sin ir más lejos, su hijo Carlos León Thays también fue director de dicha organización entre 1921 y 1946.
Vamos a lo concreto: cerca del 80% de los parques, plazas y espacios públicos de Buenos Aires fueron diagramados por este paisajista, además de modernizar muchos otros. Asimismo, Thays contribuyó para el estudio de la flora argentina y fundó una de las escuelas botánicas más importantes del país. También colaboró para la germinación y plantación de la yerba mate en el país, ingrediente principal de una de las tantas pasiones porteñas, el mate. La segunda generación Thays también fue responsable de la arborización y el color de la avenida 9 de Julio, reconocida como una de las más anchas del mundo.
Te presentamos 4 programas al aire libre con la firma de Carlos Thays.
Con una enorme variedad de árboles autóctonos, exóticos y de múltiples partes del mundo, el Jardín Botánico –abierto al público en 1898– es un oasis en pleno centro de la ciudad. Carlos Thays no solamente diseñó este espacio, sino que también vivió con su familia en el edificio central de estilo inglés que se encuentra en su interior. Para sumar al portfolio, el Jardín cuenta con 33 obras de arte y 5 invernaderos – incluyendo el más grande (al lado de la antigua vivienda del paisajista), que fue traída de París luego de ser premiada en la Exposición Universal de 1889.
Se trata de un lugar típico de Buenos Aires, precisamente en Palermo, y muy concurrido por vecinos y turistas. El Parque Tres de Febrero ya existía antes de él, pero Carlos Thays contribuyó a su proceso de modernización y mejoramiento general. ¿Cómo lo hizo? Le dio vida a la flora autóctona y particularmente a los lagos, puentes y pérgolas. Años más tarde, su discípulo y ex alumno Benito Carrasco construyó el Rosedal que hoy se encuentra en su centro.
El Parque Centenario, ubicado en el barrio de Caballito, fue construido para conmemorar los cien años de la Revolución de Mayo. Sin embargo, recién se inauguró 10 años después de la fecha prevista, en 1920. Su figura circular está inspirada en el mismísimo escudo nacional. Tip: sumate a la visita guiada en monopatín que organiza el Ente de Turismo.
El Parque Lezama se encuentra en el barrio de San Telmo y es considerado de forma unánime como uno de los jardines más bonitos de la ciudad. Se abrió al público en 1894 y, dos años más tarde, Carlos Thays dirigió la reforma en la que se sumaron caminos, árboles y una rosaleda. Hoy, la casa dentro de ese solar alberga el Museo Histórico Nacional.