Frente a la Plaza Lavalle se ubica uno de los edificios emblemáticos de la Argentina: el Palacio de Justicia, sede del Poder Judicial y de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. También conocido como Palacio de Tribunales, este edificio de siete pisos de estilo neoclásico con influencias griegas y romanas es atractivo de recorrer no sólo por su arquitectura, sino también por la historia que encierra.
El edificio fue diseñado por el arquitecto francés NorbertMaillart. Su arquitectura mantiene una rigurosa simetría, que se acompaña a cada paso con símbolos que remiten a la idea de justicia, como la balanza de la Justicia o pequeñas hachas rodeadas de haces de varas, símbolos del poder romano. El espectáculo se inicia apenas se ingresa al Hall de Entrada. Nos recibe la obra del escultor argentino Rogelio Yrurtia, una gran estatua de bronce, de casi tres metros de alto, que representa a la Justicia. A los costados, pueden verse los coronamientos que representan las Tablas de la Ley sostenidas por figuras humanas.
Es la antesala de la Sala de Audiencias de la Corte Suprema, un espacio rodeado de grandes columnas clásicas. A los costados y en sendas placas de mármol se inscribieron los nombres de los próceres que sancionaron la Constitución Nacional de 1853-1860. Está cubierto por un techo abovedado y el vitreaux, construido con vidrios ingleses blancos y de colores, permite la entrada de la luz natural al patio.
Es un gran espacio alargado ubicado sobre el acceso principal del edificio, con vistas hacia la Plaza Lavalle. Desde el interior del edificio, se accede a través del Patio de Honor.
Presidida por un retrato al óleo del presidente Bartolomé Mitre, quien reuniera mediante la firma de un decreto a la primer Corte Suprema, es el salón en donde se reúne el Máximo Tribunal. La Sala de Audiencias y la Sala de Acuerdos, junto con el Salón de Té y el de los Embajadores, forman el conjunto de dependencias de uso exclusivo de los miembros de la Corte, orientadas hacia la plaza, sobre la calle Talcahuano.
Es una de las dependencias más concurridas, tanto por funcionarios, magistrados, como por estudiantes de Derecho. Conserva el mobiliario original, así como los artefactos de iluminación.
El Palacio de Justicia no es importante sólo por su belleza arquitectónica, sino también por la historia que guardan sus imponentes paredes. Visitarlo implica mucho más que la oportunidad de conocer con más profundidad el patrimonio histórico de Buenos Aires. También invita a sentir el lugar en el que se vive e imparte Justicia.