La Iglesia de San Ignacio es la más antigua de la Ciudad, construida por los jesuitas entre 1686 y 1722, y forma parte de la Manzana de las Luces. La iglesia es obra de los arquitectos jesuitas Krauss, Bianchi y Prímoli y por debajo corre parte de los túneles construidos en la época colonial, utilizados para la defensa y el contrabando. Después de la expulsión de los jesuitas de América en 1767, en los edificios de la iglesia se instalaron la Escuela de Medicina, la Biblioteca Nacional y la Universidad de Buenos Aires.
A fines del siglo XVIII funcionó como catedral de la Ciudad y se convirtió en cuartel militar durante la resistencia a la invasión inglesa de 1806. Algunas características singulares de esta iglesia, que comparte únicamente con la Catedral Metropolitana de Montevideo, son la cúpula sobre tambor cuadrangular, en el crucero, y la doble altura de las naves laterales. La fachada, cuya autoría se discute, muestra influencia del barroco bávaro. El altar mayor, original del siglo XVII, fue tallado en madera y dorado posteriormente por Isidro Lorea.
El 21 de Mayo de 1942 la iglesia de San Ignacio fue declarada Monumento Histórico Nacional.