Como casi todos los barrios del oeste, Liniers es hijo del ferrocarril. Cuando la zona era casi campo, el 19 de enero de 1872, el por entonces Ferrocarril de la Provincia autorizó la instalación de una estación. El 18 de diciembre de ese año, la misma recibió el nombre de Liniers. Sin embargo, habrían de pasar aún varios años para que la estación comience a prestar servicios, ya que fue inaugurada el 1º de noviembre de 1887. El ferrocarril no sólo estimulará el progreso del barrio, sino que es también el que le otorga su nombre. Influirá también en su desarrollo el establecimiento de los mataderos en las proximidades del barrio, a principios del siglo XX. Poco a poco la población irá aumentando, en forma paralela al fraccionamiento de las quintas, lo que permitió la apertura de calles y su evolución edilicia.