Estadios emblemáticos | 2. Estadio “El Nuevo Gasómetro”

Si se llama nuevo es porque hubo uno viejo. Si se mira este estadio es imposible no prestar atención a sus múltiples columnas y su estructura liviana y simple. Las tribunas son asimétricas cambiando de forma y rodeando al campo de juego de manera imperfecta sin llegar a envolverlo por completo.

Eso sí: hay una característica que jamás será modificada en el ADN del club y que se plasmará en cada rincón de San Lorenzo: el azul y el rojo desplegados como una bandera imposible de agarrar. En los murales de la parte de afuera, las barandas, el costado de las tribunas, los herrajes, una franja de las paredes exteriores,  el piso de las populares, los asientos de las plateas y los paravalanchas. Estos colores tienen una relación simbiótica como dos seres que necesitan estar en contacto porque cuando eso no suceda, perderán su esencia.

El Nuevo Gasómetro, según la voz del estadio.

San Lorenzo estuvo en el Viejo Gasómetro hasta la década del 70 y cumplió el sueño de casa propia en 1993. En la mitad tuvo años nómades que alimentaron la nostalgia. En 2012 y gracias al aporte económico de sus hinchas, obtuvo la restitución histórica del anterior terreno en el barrio de Boedo. El día que se mude no será un problema: las actuales tribunas son desmontables y podrían trasladarse. En su momento eso permitió la construcción del nuevo estadio en menos de un año.

La construcción tan reciente genera que los hinchas no tengan hazañas en blanco y negro para recordar en este lugar. Sin embargo, lejos de lamentarse por eso, hicieron un pacto secreto con sus jugadores: las hazañas hay que gestarlas en los próximos días. 

“Vamos a volver”, un relato ficticio inspirado en hechos reales.
Una señora sueña con el ansiado regreso a Boedo y no sabe que eso está por suceder.