Al llegar a la esquina de Uruguay y Av. de Mayo, a pocos metros hacia la izquierda, aparece el Palacio Barolo, que hasta 1935 fue el rascacielos más alto de la ciudad y hoy es un edificio de oficinas. Su faro es una obra de arte, pero lo más llamativo es el simbolismo con la Divina Comedia, la obra de Dante Alighieri, de la que Luigi Barolo era un admirador profundo. Por eso, junto con el arquitecto Mario Palanti, llevó a cabo esta verdadera joya arquitectónica. El documental “El Rascacielos Latino” (estrenado en 2013), analiza las analogías y referencias a la obra de Alighieri y detalla las curiosidades de esta construcción.
Desde la misma vereda, si mantenemos la mirada en alto hacia la derecha, nos vamos a encontrar con el edificio de La Inmobiliaria, otra obra majestuosa, que tiene una de las cúpulas más famosas de la Ciudad. Finalmente cruzamos la Plaza de los Dos Congresos, con su admirable fuente, y llegamos al Palacio del Congreso de la Nación, sede del Poder Legislativo y donde la arquitectura se combina en su interior con inéditas piezas de arte.
Caminando por la Av. de Mayo, nos encontramos con hoteles, teatros y bares notables, como 36 Billares, El Tortoni o la Confitería London City. También vas a ver galerías y pasajes como el pasaje Roverano, una galería histórica, donde está la peluquería en la que Jorge Bergoglio se cortaba el pelo antes de transformarse en el Papa Francisco.
Así llegamos a Plaza de Mayo, escenario de múltiples episodios históricos como la fundación de la ciudad, la formación del primer gobierno patrio, el bombardeo de 1955, las marchas de las Madres de Plaza de Mayo, el anuncio de guerra por Malvinas y la asunción de los sucesivos presidentes. De un lado está la inconfundible Casa Rosada, sede de gobierno. En frente, el Cabildo, con un estilo colonial característico, pese a que, para trazar algunas calles, se le extirparon varios arcos. A pocos metros, está la Catedral Metropolitana, sede principal de la Iglesia Católica.