Este polo gastronómico de Buenos Aires se destaca por algo muy particular: la solidaridad de los dueños de los locales, quienes tienen tan buena relación entre sí, que se recomiendan unos a otros, en una actitud colaborativa que mantiene vigente el espíritu de barrio.
La mayoría de las propuestas se concentran entre las avenidas Dorrego y Jorge Newbery. Repasamos algunas de ellas:
Obrador: con décadas en el barrio y comandado por los cocineros Guido Cicioni y Álvaro González. En sus platos, utilizan productos provenientes de la agricultura familiar y su carta cuenta con vinos orgánicos.
Ulúa: los dueños y cocineros de este pequeño local son mexicanos y te llevan a su país de origen a través de los sabores. Los tacos y tortillas son los protagonistas del menú. La especialidad de la casa es el taco de carnitas, de bondiola, servido sobre una tortilla de maíz nixtamalizado.
Lutero Bar: este es un bar de tapas, en el que podés tomar un vermú o un vino orgánico de pequeños productores. Es super recomendable la pizza de la casa, cuya masa tiene un toque mágico y lleva espinaca, hongos y queso parmesano.
Sifón Sodería: es una original propuesta que le rinde culto a la soda. Aquí se reivindican grandes clásicos, como el vermut, el sifón y los vinos en damajuana servidos en jarra. El plan ideal para acompañar la bebida es pedir varios platitos para compartir una picada.
Sede Whisky: este bar fue creado por tres amigos que decidieron abrir una whiskería poco convencional, enfocada al público femenino y pensada para quitarle al whisky su solemnidad. Un cartel en la entrada anuncia: “23 de agosto de 2018. Aquí murió la mirada conservadora del whisky. QEPD”.
Almacén Comunal: es un almacén cervecero, con opciones variadas y deliciosas para disfrutar. También podés saborear unos vermucitos con soda y acompañarlos con el triolet de la casa, hecho con conservas y fermentos elaborados allí mismo.