La verdad de la milanesa
Muchos creen que su origen es italiano... pero la milanesa napolitana es más porteña que ronda de mate con amigos.

Su nacimiento

Cuenta la leyenda que las tropas de Austria, cuando ocuparon el norte de Italia tras la derrota de Napoleón Bonaparte, guardaron una receta: era una costilla a la milanesa con pan rallado. En aquella zona pasó a llamarse Schintzel y del otro lado del Atlántico adaptó el nombre con el que aún se la conoce: “cotolleta alla Milanese”.
 
Ahora bien, la milanesa napolitana tiene una historia mucho más cercana. Durante los años 40, en la cocina de un restaurante llamado NapolI, frente al Estadio Luna Park en la avenida Corrientes, nació un invento casual pero que cambiaría para siempre la relación de los argentinos con esta comida. Para tapar una milanesa quemada, el cocinero le agregó queso, jamón y tomate. El comensal quedó tan sorprendido y satisfecho, que Nápoli incluyó la preparación como especialidad de la casa.
 

¡A cocinar!

Ingredientes (rinde para 8 porciones)

  • 8 cortes de carne de ternera
  • 4 huevos
  • Mostaza
  • Sal
  • Pimienta
  • Orégano
  • Pan rallado
  • Salsa de tomate
  • 8 fetas de jamón
  • 8 fetas de queso mozzarella
  • Aceite para freír
 
1. Con un martillo de cocina, tiernizá los cortes de carne con suaves golpes. En un bowl, batí los huevos y echale sal, orégano, pimienta y mostaza. Incorporá la carne y dejala reposar por 15 minutos.
 
2. Rebozá la carne en el pan rallado; es importante que la cubra bien y no quede espacio libre.
 
3. Derramá aceite en una sartén y cuando alcance la temperatura adecuada, colocá la carne con pan rallado (también la podés hacer al horno).
 
4. Luego de freirlas, asegurate de secarlas con papel absorbente.
 
5. Agregá salsa de tomate, una feta de jamón y el queso mozzarella en cada milanesa.
 
6. Cocinalas en un horno a 160° C hasta que se derrita el queso.
 
7. ¡A comer!