El Fileteado, un genuino arte porteño
Reconocido como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, esta técnica emblemática forma parte del paisaje urbano de Buenos Aires.

Jorge Luis Borges escribió que a Buenos Aires la comprendía “tan eterna como el agua y el aire”. Esta misma noción de desarraigo al paso del tiempo es la que portan algunas tradiciones de la capital argentina; y el fileteado, un arte decorativo y popular, es un ejemplo de ello.

 

Una tradición reinventada

El contexto social de su origen se asemeja al del mismísimo tango: la creciente clase trabajadora del siglo XIX, con sus carros, mercados y una inmigración que convertía a los pobladores en ciudadanos. Hoy sus colores vivos y terminaciones florales evocan la nostalgia de cualquier porteño.

Al igual que el género del 2x4, el fileteado continúa reinventándose y mantiene su vigencia: actualmente jóvenes artistas, diseñadores, pintores e incluso tatuadores lo consideran una fuente de inspiración.

Gustavo Ferrari, de 35 años, instruye a jóvenes de todo el mundo en el arte del fileteado, tanto en su taller en Buenos Aires como en sus viajes por los cinco continentes. Diseña piezas tradicionales y, a su vez, se propone romper el molde, entremezclando tonos brillantes con modelos en blanco y negro que incorporan nuevas aplicaciones.

Esta vocación se despertó en él a los 18 años, en parte por su legado barrial y también como una manera de descansar de los libros de la carrera de Historia. Su paso por la facultad le da crédito para explicar el legado del fileteado y su íntima relación con la identidad visual porteña. 

De origen humilde y popular, el desarrollo del fileteado fue producto del empuje de los inmigrantes italianos que llegaron hacia fines del siglo XIX. Ellos utilizaron el fileteado para decorar sus carros; primero, con mínimos detalles; luego, incorporando las iniciales de sus dueños. Con los años sumaron a su iconografía pájaros y flores de acanto, entre otras cosas. Finalmente, elaboraron un manual con normas acerca del equilibrio y los elementos.; además, perfeccionaron sus trazos y materiales. Así, el fileteado pasó a embellecer camiones y colectivos (autobuses) y los propios conductores comenzaron a competir por ser los dueños de la pieza rodante más artística.

Su popularidad creció de la mano del turismo tanguero y, en la actualidad, se lo utiliza para expresar lo genuinamente porteño. Tanto es así que la Unesco lo declaró Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2015.

 

¿Y si nos pintamos?

Un gran salto para la disciplina fue comenzar a pintar en un soporte muy diferente: la piel. Gustavo Ferrari ha diseñado tattoos para visitantes de todo el mundo. El pionero fue Claudio Momenti, un tatuador de Lucky Seven, local ubicado en Recoleta. “Es un ícono cultural e histórico, pero yo le veo mucha fuerza en los elementos que tiene, en sus flores y dragones. No me genera nostalgia, sino alegría”, afirma Momenti.

Llevar los trazos del fileteado al mundo de los tatuajes no era una tarea fácil: no eran muchos los artistas que podían ayudarlo.“Los maestros que había, que eran muy pocos, no querían ni enseñar ni ayudar”, explica. Los tatuajes siempre están de moda y Momenti atrae la atención de sus colegas europeos, ya que en esas tierras el fileteado se ha convertido en un estilo reconocido y aplaudido. 

 

De Argentina para el mundo

Alfredo Genovese fue quien mejor entendió cuál era el alcance y el potencial del fileteado. Tuvo como maestros a dos grandes de la disciplina, León Untroib (1911- 1994) y  Ricardo Gómez (1926- 2011). Cuenta que comenzó a trabajarlo porque era algo complejo, abandonado y que veía adaptable a los tiempos modernos. Con ediciones limitadas de zapatillas para Nike o botellas para Coca-Cola y Evian, ha llevado este arte a marcas top a nivel mundial. “Se hace a mano y quizás por esto llama mucho a la nostalgia, pero para mí está totalmente en vigencia”, explica.

Luego de estudiar Arte en los 80, Genovese decidió viajar por el mundo para encontrar algo similar. ¿Su conclusión? No había nada como el fileteado. Siempre en busca de desafíos, considera que decorar un avión podría ser una buena alternativa: “Se podría trasladar a todos lados como una obra de arte itinerante de largo alcance”. Sin lugar a dudas, no habría mejor forma de elevar a los cielos este arte que nació en los primeros carros terrestres.

 

Conocé la ruta del fileteado y el paseo del filete.

¡Te invitamos a conocer todas nuestras series!