Curso introductorio de la sobremesa porteña
¿Por qué los argentinos terminan de comer y no se levantan de la mesa? Conocé los motivos de este clásico ritual.

1. La compañía no se negocia

De a dos, cinco o quince; el número que quieras, pero nunca solo. La sobremesa se fundamenta en compartir un lindo momento con otros. ¿Te encontrás solo comiendo el postre? Entonces llamá por teléfono a alguien querido y arrancá a charlar sobre la vida.

2. Platos arriba de la mesa.

La mesa puede ser redonda, cuadrada o rectangular. Pueden o no haber manteles, posavasos y canastas para el pan. Pero lo que sí es condición necesaria para dar comienzo a la sobremesa (¡uf, qué seriedad!) es que los platos aún reposen sobre la mesa, como testigos de la infinidad de anécdotas y chistes de los protagonistas. A medida que avancen las conversaciones, algún comensal generoso se encargará de levantarlos y empezará a lavar mientras el resto le hace compañía.

3. Conversaciones en simultáneo.

La cantidad de conversaciones paralelas en una sobremesa es proporcional al número de participantes. La lógica lineal del discurso se desvanecerá y, por el contrario, prevalecerá el interlocutor que más entusiasmo deposite en su relato. En la sobremesa se genera un ambiente en el que todos se sienten cómodos y comparten sus reflexiones. Si insistís un poco, quién te dice que tal vez hasta las mascotas te respondan.

4. Temáticas recurrentes: todo.

Son las 22.45 de un jueves y un grupo de amigos termina de comer un asado. Durante las próximas dos horas, en esa misma mesa, tendremos un monólogo acerca de la jornada laboral de Juana, un análisis sobre el crecimiento de la industria cinematográfica nigeriana por parte de Javier y, como siempre, un repaso por la vez que Sofía se tropezó y cayó a la pileta (en invierno) en casa de sus suegros. Como anticipamos, un poquito de cada cosa.

5. Tip: cervezas y vinos extienden la sobremesa.

Sobremesa porteña

Si a la comida la acompañaron con un tubo de tinto o una rubia bien fresca (jerga para referirnos al vino tinto y la cerveza), entonces sencillamente continúen con el mismo ritual. Ahora bien, si a la carne con ensalada la hidrató un vaso de agua, al retirarse los platos es importante descorchar con la bebida que más los apetezca  y celebrar por una nueva oportunidad de juntarse.

6. Cierre convencional: “Lo seguimos hablando mañana”.

Sobremesa porteña

No importa cuántas horas haya durado, la sobremesa pareciera nunca tener un verdadero cierre, casi como si hiciéramos un loop eterno de una canción. Es que siempre nos quedaremos con ganas de seguir charlando un rato más así que beso en el cachete (por si aún no lo sabían, acá nos damos muchos besos) y “lo seguimos hablando mañana”.

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