Las tan queridas milanesas son una marca registrada de las mesas familiares de Buenos Aires. Su mejor acompañante son las papas fritas y el puré, aunque algunos insisten en las ensaladas. Después de la ola inmigratoria italiana de principios del siglo XX, este plato se convirtió en la estrella de la gastronomía local y, aunque lo comamos todas las semanas, ningún argentino se cansa de disfrutarla. En esta nota, seis maneras de comer milanesas en la capital argentina.
1. La napolitana
Encima de la milanesa:
Jamón.
Queso.
Salsa de tomate.
Orégano.
Tip:
El queso, derretido.
Milanesa más porteña que esta no existe. Se trata de una receta originada en un antiguo restaurante en la propia Ciudad de Buenos Aires. ¿Pero por qué napolitana? Un día, allá por la década de 1940, el por entonces dueño del restaurante Napoli había quemado una milanesa y, para ocultar la corteza quemada, colocó jamón, queso y tomate. Su ocurrencia fue un éxito y hasta hoy es protagonista de las cartas de la capital argentina.
2. A caballo
Encima de la milanesa:
2 huevos fritos con sal.
Tip:
“Pinchar” uno de los huevos y condimentar la milanesa.
Mmm, ¿dónde está el caballo? La respuesta es conceptual: la milanesa sirve de base para que los dos huevos la "monten", como bien se realizaría en la actividad equina. Pionera o no, la idea de ubicar la clara y la yema encima de otro plato se universalizó y ahora aplica a muchos menúes del mundo. Una receta rica en proteína para disfrutar y después no hacer mucho más por lo que resta del día.
3. Suiza
Encima de la milanesa:
Salsa blanca.
Queso parmesano.
Tip:
Mezclar el queso parmesano rallado con la salsa blanca y recién ahí decorar la milanesa. Ojo, si es de pollo, mejor.
¿Sabías que la mayor comunidad de suizos en América Latina se encuentra en la Argentina? Y, para homenajearlos, este grupo tan significativo merecía tener su propia milanesa.
4. Rellenas
Adentro de la milanesa:
Queso.
Jamón.
Cebolla.
Huevo.
Tip:
Para que no se desmorone, usar un corte de carne muy fino.
El mundo de las milanesas rellenas es diferente a todo lo que conocés y las posibilidades de agregados son infinitas. De la misma manera que en los casos anteriores los ingredientes se ubican encima de la milanesa ya cocinada, en este caso la metodología es colocarlos antes incluso de freírla. Tan solo pensar en cortar por el medio y que aparezca el queso derretido nos hace agua la boca, ¿y a vos?
5. De la casa
Preparación:
Secreto de cada restaurante.
Tip:
No tengas miedo a lo desconocido.
Al visitar los bodegones (restaurantes de barrio que bien vale la pena visitar) de Buenos Aires, es muy probable que te encuentres con la famosa milanesa de la casa. Cada cual tiene la propia y estas varían entre ellas de manera que no tienen un patrón definido. Nuestra recomendación es animarse a probarlas ya que son el reflejo más fidedigno de la impronta culinaria de cada cocinero.
6. “Sanguche” de milanesa
Ingredientes:
Lechuga.
Tomate.
Cebolla.
Jamón.
Queso.
Huevo.
Tip:
Agregar salsa golf (una mezcla de mayonesa y ketchup).
“¿Completo?”, pregunta el dueño del puesto. “Por favor”, responde cada porteño que lo visita. Eso mismo te recomendamos a vos. Podés sumar aderezos y salsas también, como criolla o chimichurri. Último consejo: no te sorprendas si la milanesa es exageradamente más grande que el pan que lo rodea. ¡Provecho!