¿Una Navidad bajo el sol? ¡Animate!
Viví las fiestas de fin de año en una ciudad que adora celebrar, aún con un poquito de calor.
Hace frío afuera, suenan las campanas de los trineos y queremos acurrucarnos junto a la chimenea mientras miramos películas navideñas en la tele. Todo eso puede ser posible, pero no en Buenos Aires. Dejá los guantes, los gorros y los abrigos en casa, porque en una de las ciudades más divertidas y emocionantes del hemisferio sur, la Navidad marca el comienzo de las vacaciones de verano, brindando una gran oportunidad para celebrar y hacer nuevos amigos al aire libre o tomando sol en bares y terrazas pero con un buen trago refrescante en la mano.
 

Fuegos artificiales, protector solar y burbujas

Gran parte de nuestra iconografía navideña proviene de Europa, así que, aunque haga calor, en Buenos Aires vas a ver árboles de Navidad, decoraciones “nevadas” en los centros comerciales e incluso la extraña figura de Santa Claus sofocándose dentro su abrigo rojo con temperaturas de más de 30 grados. Aquí la Navidad significa diversión bajo el sol y ver a los porteños preparándose para las largas vacaciones escolares de verano, que duran hasta febrero inclusive. Así que lo mejor es ponerse protector solar, tomarse una rica botella de champán y disponerse a disfrutar. 
 
Aprovechá para comprar los últimos regalos en los mercados de antigüedades y artesanías al aire libre en San Telmo y Recoleta; disfrutá de la atmósfera festiva sumándote a expresiones culturales improvisadas y música en vivo en calles y parques; y cená afuera en las mesas que los bares y restaurantes de Puerto Madero y Palermo ponen en las veredas. También podés admirarte con los movimientos de los bailarines de tango, especialmente en las milongas al aire libre de las plazas, como la Plaza Dorrego o las Barrancas de Belgrano. Si optás por ver a profesionales en la pista, muchos de los grandes espectáculos de tango funcionan incluso en Nochebuena, ofreciendo una forma muy diferente de pasar la tradicional cena navideña.
 

Nochebuena: la gran fiesta

En Buenos Aires, la comida navideña más importante es la del 24 a la noche - más aún que la del 25 al mediodía - y, dado que aquí en Buenos Aires nos gusta quedarnos despiertos hasta tarde, la comida continúa más allá de la medianoche. La mayoría de los porteños celebra la Nochebuena en el jardín, la terraza o el balcón de su casa, disfrutando del aire libre con familiares y amigos. En muchos casos, algún familiar se viste de Santa (o Papá Noel, como lo llamamos acá) para entregar regalos a los más chicos de la familia. En cuanto a la comida, la carne es, por supuesto, un elemento básico de la cocina navideña y muchas personas recibirán a amigos y familiares con las llamas de la parrilla encendidas para disfrutar de un gran asado. Otros favoritos del menú fueron heredados de la cocina italiana y española, y el clima cálido significa que los platos fríos como la lengua a la vinagreta, el vitel toné y las ensaladas son muy populares. Para beber: un fernet con cola para empezar, un buen malbec para la cena y una botella de champán de algún viñedo mendocino para descorchar a medianoche y brindar celebrando la llegada de la Navidad.
 

Lo que resta de la noche

Papá Noel ya llegó y se fue, ya abrimos todos los regalos y se terminaron los fuegos artificiales. Parece que llegó la hora de acostarse. Pero no, de ninguna manera. Al mismo tiempo que las reuniones familiares se disipan, alrededor de las 3 de la madrugada, comienzan a abrir los bares y boliches. Todos terminaron de festejar en familia y empieza la fiesta con amigos y, por qué no, con extraños también. Hay boliches por toda la ciudad, desde los más grandes en la Costanera Norte hasta los que están de moda en Palermo, además de los bares más bohemios en Almagro y Villa Crespo. ¿Qué se puede esperar? Que la fiesta termine tarde, mucho después de que salga el sol el día de Navidad. Conocé más sobre la vida nocturna porteña.
 

Y en Navidad, no es necesario quedarse en casa

La mañana siguiente es posible que necesites dormir un poco más que siempre, pero después, renovado, podés disponerte a disfrutar del día. Hay muchas cosas para hacer en la ciudad y sus alrededores el día de Navidad. A diferencia de muchas ciudades, aunque la frecuencia se reduce, el transporte público continúa funcionando durante todo el 25 de diciembre, por lo que aún es fácil moverse por la ciudad, y el día de Navidad es perfecto para disfrutar de un picnic en uno de los muchos parques y espacios verdes. Tomátelo con calma, llevate un libro para leer a la sombra de un árbol en el Parque Tres de Febrero o aprovechá para probar la típica infusión argentina: el mate. No va a faltar alguien que te ofrezca sumarte a la ronda. Si el calor aprieta, podés usarlo de excusa para tomarte un buen helado artesanal y disfrutar de la atmósfera con un paseo por la orilla sur del Río de la Plata. Y, si te levantaste con espíritu aventurero, podés tomar el tren a Tigre y dar un paseo en bote explorando el Delta del río Paraná.
 

Un poco más lejos

Muchas personas aprovechan la Navidad para alquilar una quinta o casa de campo en las afueras de la ciudad. Desde el centro porteño, en poco más de una hora es posible estar en medio de la tranquilidad de la pampa bonaerense, famosa por sus tradiciones campestres. En las quintas suelen haber piletas y parrillas, lo que las convierte en una opción perfecta para armar las valijas y vivir un par de días a puro relax. Si estás buscando que el descanso sea completo y no tener que preocuparte siquiera por la comida, podés ir a una estancia. Estos lugares ofrecen una verdadera experiencia gauchesca, donde podés disfrutar de un día o dos montando a caballo, durmiendo la siesta debajo de los árboles después de un asado y caminando por sus senderos.