Creados en el año 1945. En Langostino, el navegante independiente, Eduardo Ferro despliega un dibujo humorístico virtuoso y una composición de viñetas impecable: la historieta es un auténtico primor plástico. Además, narra con destreza y emplea todo un arsenal de recursos gráficos para obtener ritmo y movimiento. Así, hay líneas cinéticas, múltiples metáforas visuales y creativas onomatopeyas que a veces no sólo ocupan un cuadrito completo, sino que por sí solas representan un paisaje o un suceso. El humor no sólo está en el trazo, sino en los ocurrentes monólogos del personaje, que hasta le dirige la palabra a su Corina, un barco tan singular, pequeño y estrafalario, que si se lo observa con atención no podría navegar ni el marino entrar en su cabina.