¿Sabías que esta fue la primera avenida que tuvo la Ciudad de Buenos Aires y también América del Sur? Su trazado empezó a pensarse en 1884, el mismo año en el que se demolió la vieja recova y se creó la Plaza de Mayo, pero llevó diez años el proceso de apertura.
Fue Torcuato de. Alvear, el primer intendente de la Ciudad, quien se propuso ampliar el paso y sentar así las bases de una ciudad más limpia, prolija y moderna. La intención primera era que la avenida mejorase el tránsito y conectara el puerto con la estación Once de Septiembre. Hay un dato que parece haber influido: en la epidemia de fiebre amarilla de 1870 y 1871, quedó claro que Buenos Aires estaba creciendo, que había mucha gente y que era fundamental conservar la higiene. Y en ese sentido, era mucho mejor una calle ancha (de 30 metros) que las callecitas angostas que había hasta el momento.
El proyecto original asumía que los dueños de los lotes que había que involucrar para abrir la avenida iban a donarlos, simplemente porque la obra iba a terminar poniendo en valor al resto de sus propiedades. No fue tan así: la mayoría los donó pero también estuvieron los que especularon y pidieron mucho más de lo que valían.
La construcción comenzó recién en 1888, cuando Alvear ya había terminado su gestión. Quien estaba a cargo por ese entonces era Antonino Crespo. El punto es que el nuevo intendente pensaba que la verdadera mejora y modernidad llegaría no con avenidas sino con diagonales. Entonces, aunque la Comisión de la Avenida de Mayo, que se había armado años antes para seguir de cerca el proyecto, intentaba negociar con los propietarios, ellos creían que la idea ya estaba trunca, y costaba aún más convencerlos.
La otra prueba de fuego fue la crisis económica de 1890. Por falta de presupuesto, todo quedó suspendido. Finalmente, dos años después, se reactivó
Oficialmente la Avenida de Mayo se inauguró el 9 de julio de 1894, 78 años después de la Independencia declarada por el Congreso de Tucumán. A su vez, el 6 de mayo de 1896, se completó el adoquinado de toda la arteria.
De a poco se fueron construyendo los edificios de estas cuadras. La inspiración venía de la arquitectura europea de principios del siglo XX, y cobraban una fuerte presencia los bulevares de París. Aún así, sobre todo el tramo que va desde la Av, 9 de Julio hasta la diagonal Presidente Luis Saenz Peña, tiene una marcada influencia española. Las edificaciones estuvieron bajo el diseño y dirección de obra de una generación de arquitectos que, en su mayoría, provenía del viejo continente.
Aparecieron los bares y restaurantes, todavía muy típicos de la Av. de Mayo; los hoteles y el Teatro Avenida. Todos llevaban la impronta de la colectividad española que había llegado al país a principios del siglo pasado. Por eso, es frecuente que se la compare con la Gran Vía madrileña.
Entre los primeros edificios que se levantaron, se destacan el del café “London City” (en la esquina de Perú); el famoso “cubo” Drabble (en la esquina con Chacabuco), el Pasaje Roverano y el Hotel Ritz (en la esquina con Lima).
Tuvo que pasar mucho tiempo para que se convirtiera en el eje cívico que conecta la Casa de Gobierno con el Congreso Nacional, ya que en sus orígenes el Congreso aún no estaba donde lo conocemos. La Avenida de Mayo une hoy esas dos instituciones fundamentales.
Por eso, a lo largo de estas cuadras se hicieron las conmemoraciones del Centenario y desde entonces es escenario de las diferentes manifestaciones populares y políticas. Por la Avenida de Mayo, pasó y pasa el pulso de la Ciudad.
Declarada Lugar Histórico Nacional, con sus Bares Notables y sus maravillosos edificios, reúne grandes atractivos. Acá te dejamos un listado de algunos de los que tenés que ver cuando la recorras.
Recorré la emblemática Avenida de Mayo.